Santa Faustina nació el 25 de Agosto de 1925 en la aldea de Glogoviec, Polonia, en una familia de humildes campesinos, de ocho hermanos que fueron criados con mucha disciplina y ferviente fe cristiana.
Fue bautizada con el nombre de Elena Kowalska. Su madre recuerda que desde muy pequeña ya hablaba con Jesús, se despertaba en medio de la noche diciendo “mi ángel guardián me debe haber despertado para rezar.” A los siete años, en vísperas, antes de la exposición del Santísimo Sacramento escuchó la llamada de Dios a la vida consagrada.
A los 9 años recibió los sacramentos de la Confesión y la Comunión desde ese momento se confesó semanalmente.
Elena ayudaba en los quehaceres domésticos, cuidaba a sus hermanos y ordeñaba las vacas. A los quince años comienza a trabajar como empleada doméstica en casa de familiares. Durante todos estos años sintió el llamado de la gracia, al principio hizo caso omiso, pero luego pidió insistentemente a sus padres ingresar al convento, ellos se lo negaron. A los dieciocho años, estando en una fiesta, bailando, vio a Jesús martirizado junto a ella y le decía ¿Hasta cuando Me harás sufrir, hasta cuando Me martirizarás? Salió de allí y se dirigió a la Catedral de San Estanislao Kostka, se postró y oyó la voz “Ve inmediatamente a Varsovia, allí entrarás en un convento”
El 2 de Agosto de 1925 ingresó como postulante en la congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia. El 30 de Abril de 1926 tomó el hábito religioso como novicia y recibió el nombre de Sor María Faustina.
Gracias extraordinarias le otorgço el Señor, dones de contemplación, de profundo conocimiento del misterio de la Divina Misericordia, visiones, revelaciones, estigmas ocultos, dones de profecía, de leer en las almas humanas. Escribió “Ni las gracias ni las revelaciones, ni los éxtasis, ni ningún otro don concedido al alma la hacen perfecta, sino la comunión interior del alma con Dios… Mi santidad y perfección consisten en una estrecha unión de mi voluntad con la voluntad de Dios (1107)
Santa Faustina escribió en su libro “El sufrir es una gracia Grande, a través del sufrimiento el alma se hace como la del Salvador, en el sufrimiento el amor se cristaliza, mientras más grande el sufrimiento mas grande el amor (57) Durante su tercer año de noviciado le fue revelado que es un alma víctima y ella se ofreció como víctima por los pecadores.
En Febrero de 1931 escribió “Estando en mi celda vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca: una mano levantada para bendecir, mientras la otra tocaba su pecho la túnica ligeramente entreabierta que dejaba salir los dos grandes rayos, uno rojo y otro pálido (…). Un instante después, Jesús me dice: “Pinta una imagen según el modelo que ves, y que debajo esté escrito: Jesús, confío en ti. Deseo que esta imagen sea venerada primero en vuestra capilla, y después en el mundo entero. Prometo que el alma que venere esta imagen, no perecerá… porque yo mismo la defenderé como mi propia gloria” (D. 47-48).
La imagen es pintada y tiene una gran difusión, junto a otras nuevas formas de culto de la Divina Misericordia que Jesús mismo pide a Sor Faustina de divulgar: la fiesta de la Divina Misericordia en el primer domingo después de Pascua, la Coronilla de la Divina Misericordia y la oración a la hora de la Misericordia (15:00hs).
En 1933, durante la Cuaresma, recibió invisiblemente los estigmas de la Pasión de Nuestro Señor.
Santa Faustina tuvo la visión del Purgatorio, su ángel de la guarda la llevó a un lugar lleno de fuego y vio a las almas, cuyo mayor sufrimiento era sentirse abandonadas por Dios. Vio también a la Estrella del Mar visitando las almas y el Señor le dijo “Mi Misericordia no quiere esto, pero lo pide mi Justicia”
En 1936, durante un retiro, se le mostró a Sor Faustina el infierno y por orden de Dios dejó por escrito los tormentos:
La primera es la privación de Dios; la segunda es el perpetuo remordimiento de conciencia; la tercera es que la condición de uno nunca cambiará; la cuarta es el fuego que penetra en el alma sin destruirla -un sufrimiento terrible, ya que es puramente fuego espiritual,-prendido por la ira de Dios, la quinta es una oscuridad continua y un olor sofocante terrible. A pesar de la oscuridad, las almas de los condenados se ven entre ellos; la sexta es la compañía constante de Satanás; la séptima es una angustia horrible, odio a Dios, palabras indecentes y blasfemia.
Cada alma pasa por sufrimientos terribles e indescriptibles, relacionado con el tipo de pecado que cometió.
En 1937 tuvo la visión del cielo y escribió “Hoy día, estuve en el cielo en espíritu, y vi sus bellezas incomparables y la felicidad que nos espera para después de la muerte. Cómo todas las criaturas alaban y dan gracias a Dios sin cesar…Esta fuente de felicidad es invariable en su esencia, pero es siempre nueva, derramando felicidad para todas las criaturas. Dios me ha hecho entender que hay una cosa de un valor infinito a Sus ojos, y eso es, el amor a Dios; amor, amor y nuevamente amor, y nada puede compararse a un solo acto de amor a Dios.
Dios en su gran majestad, es adorado por los espíritus celestiales, de acuerdo a sus grados de gracias y jerarquías en que son divididas, no me causó temor ni susto; mi alma estaba llena de paz y amor; y mientras más conozco la grandeza de Dios, más me alegro de que Él sea El que es. Me regocijo inmensamente en Su grandeza y me alegro de que soy tan pequeña, ya que siendo tan pequeña, El me carga en Sus brazos y me aprieta a Su corazón” (777-780).
Santa Faustina falleció el 5 de octubre de 1938, a los 33 años. Desde Marzo de 1959 y por veinte años fue prohibida por la Santa Sede la divulgación de la devoción a la Divina Misericordia. El 15 de Abril de 1978, la Santa Sede, revé lo dispuesto y permitió la práctica de La Devoción, el responsable de la revocación fue el Cardenal Karol Wojtyla, Papa Juan Pablo II.
El Papa Juan Pablo II, el 18 de Abril de 1993 declaró Beata a la Venerable Sierva de Dios, Sor Faustina Kowalska y santa el 30 de abril del 2000, anunciando, en esta misma fecha, la institución del Domingo de la Divina Misericordia.

Oración
Oh Jesús, que hiciste de santa Faustina
una gran devota de tu infinita misericordia,
concédeme por su intercesión,
si fuese esto conforme a tu santísima voluntad.
Yo, pecador, no soy digno de tu misericordia,
pero dígnate mirar el espíritu de entrega
y sacrificio de Sor Faustina
y recompensa sus virtudes atendiendo las súplicas
que a través de ella te presento confiando en Ti
Padre nuestro, Ave María, Gloria al Padre.
Psicopedagoga Gabriela Rosas
josenizzo.info