miércoles, octubre 4, 2023
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EL FMI DIAGNOSTICA DISTINTO, PERO DA LA MISMA MEDICINA

“El aumento de los beneficios empresariales explica casi la mitad del incremento de la inflación en Europa en los dos últimos años, ya que las empresas subieron los precios más de lo que lo hicieron los costos de la energía importada”.

La frase corresponde a un informe elaborado por economistas del Fondo Monetario Internacional analizando el fenómeno inflacionario europeo, pero que puede servir esquemáticamente para abordar la situación argentina, no obstante el debate que las conclusiones de dicho informe abre entre economistas ortodoxos y heterodoxos.

Del informe publicó detalles en la semana concluída Infobae en una nota titulada “Para el FMI, el aumento de las ganancias de las empresas explica buena parte de la inflación reciente”.

Allí se explica que los autores de paper son los economistas del Departamento de Investigaciones del FMI Niels-Jakob Hansen, Frederik Toscani y Jing Zhou quienes agregan, a lo expuesto en el primer párrafo, que “ahora que los trabajadores exigen subas salariales para recuperar el poder adquisitivo perdido, es posible que las empresas tengan que aceptar una menor participación en los beneficios si quieren que la inflación siga en camino de alcanzar el objetivo del 2% fijado por el Banco Central Europeo para 2025, según las previsiones de nuestro último informe Perspectivas de la economía mundial (WEO)”.

Dice la nota además que “a principios de este año, otro ex economista del FMI, Olivier Blanchard, había afirmado que “la inflación es fundamentalmente el resultado del conflicto distributivo entre empresas, trabajadores y contribuyentes. Solo se detiene cuando los distintos jugadores se ven obligados a aceptar el resultado”.

Es bueno detenerse en este último punto: la inflación es fundamentalmente el resultado del conflicto distributivo entre empresas, trabajadores y contribuyentes, lo que en buen argentino llamamos “puja distributiva”

Igual, marche preso

El informe del FMI aparece como novedad no tanto por el contenido que expresa sobre la base de los datos disponibles respecto de la situación europea puntualmente pero que en nuestro país toda una vertiente de economistas plantean hace décadas, sino porque es justamente el Fondo quien elabora esas conclusiones. La inflación es entendida entonces como un fenómeno mucho mas complejo que la conocida cantinela neoliberal de la cuestión monetaria o el gasto público como únicas causas, atribuyendo también responsabilidad al sector privado en un contexto marcado por la pandemia y la guerra OTAN (Ucrania)-Rusia.

Ahora bien, que el FMI reconozca que la inflación es un fenómeno que no necesariamente responde a la lógica planteada por los discursos neoliberales no implica que modifique la naturaleza restrictiva de los programas que impone a los países deudores.

Cuando el ex Ministro de Economía Martín Guzmán, con la anuencia del presidente Alberto Fernández negoció el acuerdo con el organismo para hacer frente al brutal endeudamiento asumido por Mauricio Macri, desde el gobierno celebraban que, en una línea, el Fondo expresaba que la inflación es un “fenómeno multicausal” y no estrictamente monetario. Incluso por estos días reconoce que este año el problema argentino se profundizó por causa de la sequía que se estima produjo pérdidas por 20mil millones de dólares al país pero al menos hasta hoy no ha modificado formalmente su postura respecto de las condiciones del famoso acuerdo que dividió incurablemente al Frente de Todos, hoy Unión por la Patria, mas allá de las negociaciones que encabeza el Ministro de Economía y pre-candidato a Presidente Sergio Massa.

Sobre esto último se esperan novedades en el transcurso de la semana naciente con la presencia de una delegación del Ministerio que continuará en Washington negociaciones existentes hace un tiempo y que tienen por objetivo flexibilizar condiciones, entre ellas las que permitan utilizar desembolsos del fondo para incrementar las reservas del Banco Central y controlar el mercado cambiario en tiempos electorales, siempre propicios para las tradicionales corridas cambiarias.

De todas formas, en la última actualización sobre las expectativas de inflación en Argentina para el corriente año el organismo establece como previsión que el índice alcanzará una suba de 88%, mientras que el PBI crecerá apenas un 0,2%. En en este escenario, los técnicos del fondo dicen, según(de nuevo) Infobae que “el Gobierno debe seguir al pie de la letra el programa firmado en 2022 con el organismo multilateral, pese a las fantasías de la Casa Rosada sobre una relajación tajante en las metas del acuerdo”.

En innumerables oportunidades la Vicepresidenta Cristina Fernández planteó que el acuerdo con el FMI es inflacionario y que el problema central de la economía nacional es su carácter bimonetario en tándem la restricción externa. Para atacar esta constante plantea la necesidad de un programa económico que ataque ese carácter bimonetario, que se profundice un desarrollo industrial que agregue valor a la producción primaria con especial atención a sectores estratégicos como el litio, gas y petróleo y que se re-negocie el acuerdo para establecer condiciones que permitan que Argentina crezca porque, como decía Néstor Kirchner, “los muertos no pagan sus deudas”.

No hacía falta tener la bola de cristal

El economista/periodista de Página 12, Alfredo Zaiat, escribió en mayo de 2022 un artículo en el que sin eufemismos aseguró que el acuerdo con el FMI es inflacionario.

Siendo todavía Ministro de Economía Martín Guzmán, analizaba Zaiat que “la secuencia que propone Guzmán como política antiinflacionaria es la siguiente: definir un horizonte previsible de las principales variables macroeconómicas, avalado por el FMI haciendo desembolsos de dólares como parte de la refinanciación del crédito otorgado a Macri, y, al mismo tiempo, conseguir estabilidad en el mercado cambiario a partir del incremento de reservas en el Banco Central (…) En los hechos, se trata de una estrategia para economías en crecimiento, con puja distributiva, sin shock externos negativos (pandemia y guerra en Europa) y con tasas de inflación elevadas pero no tanto. Esta no es la actual situación. En consecuencia, para la economía argentina, esta forma de encarar el problema de los precios encierra su propia trampa porque, en sus postulados, el acuerdo con el FMI es inflacionario.”

Párrafos mas adelante, Zaiat asegura que “no existen muchas dudas de que había que firmar un acuerdo con el FMI para despejar el frente financiero y cambiario, pero tampoco existen dudas de que es inflacionario dada la evolución comprometida de variables clave. O sea, el acuerdo era inflacionario antes de la guerra y lo es mucho más ahora con un shock externo negativo que ha arrojado a la economía mundial a un cuadro inflacionario desconocido de los últimos cuarenta años, con elevadas probabilidades de caer en recesión.”

Indica además que “el programa con el FMI es inflacionario porque exige transitar un camino de persistente devaluación con miniajustes diarios del tipo de cambio para acompañar casi a pleno la evolución de precios local. También lo es porque demanda aumentos de tarifas para disminuir los subsidios, en especial los energéticos, para alcanzar las metas comprometidas de déficit fiscal.”

Corren las apuestas

Semanas quedan apenas para la realización de las PASO y poco mas que eso para las elecciones generales. Mucho es lo que está en juego en un escenario en el que las posiciones en disputa, en líneas generales, son dos: la extrema derecha con la promesa de la imposición de un programa de ajuste y represión (Jujuy como laboratorio), y un potencial gobierno de Massa que, lejos de poder considerarse de centro-izquierda debiera ser el encargado de llevar adelante un programa económico consensuado en Unión por la Patria que ataque los males señalados por Cristina: la economía bimonetaria / restricción externa, acuerdo inflacionario con el FMI y un necesario enfoque industrialista con recuperación del ingreso ciudadano.

Antes que desde abajo hacia arriba, a la inversa se reconstruye la identidad del frente gobernante. Cristina banca a Massa en lo que denuncia públicamente malas artes por parte del Presidente en la disputa interna cosa que Daniel Scioli ratifica al decir que nunca se sintió tan “destratado (en referencia a Alberto Fernández)”, Massa recibe al mencionado Scioli, con quien la relación nunca fue buena, y mientras tanto se negocia con el FMI.

Por el lado amable, las gestiones de Alberto Fernández en el Brasil de Lula pueden ser de fundamental importancia para el futuro de las relaciones político-comerciales con el principal socio estratégico (moneda común para el intercambio quitando al dólar del medio, entre otros temas), y la próxima inauguración del primer tramo funcional del gasoducto Néstor Kirchner que, una vez completado, pondrá al país a las puertas del auto-abastecimiento energético. Asimismo, la aceleración de las posibilidades de ingreso al BRICS abren nuevas posibilidades de integración en un ámbito multilateral.

Sin autonomía, con un acuerdo restrictivo con el FMI y sin políticas de integración regional y global que permitan un corrimiento de la dependencia con USA y con un programa que favorezca la concentración económica y la especulación financiera (lo que trae el neoliberalismo bajo el poncho) el destino próximo resulta por lo menos sombrío.

Es mucho lo que está en juego.

elagora.digital

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